"Cuidado con tu amigo optimista. A veces se le confunde con un ciego y a su lado parecerás un lazarillo. Le asombra cualquier cosa. Dile lo mal que van las cosas y se encogerá de hombros: ¿tú crees que esto es una mierda? Y tiene razón. Salvo que estés en el suelo a punto de ser aplastado por un camión oruga...
¿Por qué tu amigo no ve lo que nos escandaliza?
Sin la deslumbrante mímica de las expresiones faciales, ¿cómo entenderá un ciego las palabras del mundo? ¿Cómo percibe la contradicción entre lo que decimos con la lengua y negamos con las manos? ¿Sonará en la voz la música que nos desmiente?
Al optimista, una especie de ciego feliz, inclinado a esperar sin enojo tiempos mejores, le ha sido negado sufrir el engaño. Padece sus consecuencias pero respira siempre con alivio. Nada le ofende. Su sentido del humor le salva de esa ominosa presencia. Los malvados no pueden fastidiarle el día."