sábado, 8 de noviembre de 2008

"Socialistas amargados" y "malditos socialistas disfrazados"

<< Partimos de un supuesto revolucionario: que los ciudadanos no nacen siendo ya de izquierdas o de de derechas ni con el carnet de ningún partido en los pañales. Vamos aún más lejos, a riesgo de escandalizar a los timoratos: consideramos a los ciudadanos capaces de pensar por sí mismos y de elegir en consecuencia, de acuerdo con las ofertas de los partidos y su experiencia de la situación histórica que vivimos. Por tanto no creemos que nadie esté obligado a votar siempre lo mismo o a resignarse a las opciones políticas vigentes, cuando ya le han decepcionado interiormente.

Ser considerados de izquierdas o derechas no nos parece el centro del problema, aunque nos apiadamos cordialmente de quien carece de mejores argumentos para descalificar al adversario. En realidad, ni la izquierda ni la derecha son ideas platónicas, invulnerables al paso del tiempo y a los cambios sociales. Cuando hablamos de izquierda o derecha no estamos refiriéndonos a la Guerra Civil, ni a la Segunda Guerra Mundial, ni a la Revolución Rusa o Francesa… sino a los muy concretos partidos que se ponen esa etiqueta en el día de hoy. Y resulta evidente que ha habido notables transformaciones: por ejemplo, ayer la izquierda y la derecha parecían representar clases o niveles económicos, pero hoy abundan los multimillonarios estruendosamente izquierdistas (sobre todo en medios de comunicación o artísticos) y asalariados modestos que son belicosamente derechistas. Nosotros no tenemos reparo en declarar que si ser de izquierdas ahora es apoyar en España las exigencias nacionalistas o separatistas, la asimetría regional o el diálogo político con los terroristas, y en política exterior tener como referentes a Fidel Castro o Chávez… entonces somos de derechas. Y que si pertenecer a la derecha exige considerar la homosexualidad una enfermedad (y el matrimonio entre personas del mismo sexo una indecente aberración), un delito el aborto o la experimentación genética con fines curativos, y tener a los padres por exclusivos responsables de la formación ética de sus hijos aún en cuestiones cívicas, además de estar obligados a apoyar la invasión de Irak, o a considerar inalterable la distribución de la renta y resignarse ante la pobreza de millones de hombre y mujeres… pues entonces no habrá más remedio que ser de izquierdas. >>

Esto, por supuesto no es mio... No diré de quién es. Si os gusta, os ruego no busquéis qué es y de quien es, porque entonces os dejará de gustar. No podemos hacer nada, no es nuestra culpa: Así de mal educados culturalmente estamos los españoles. Nos meten los prejuicios por el culo según nacemos para que cagemos sobre todo lo demás. De espaldas, con los ojos cerrados y apretando fuerte. Con suerte y si somos un poco limpios echamos papel para que se amortigüe el golpe y no nos salpique luego. Que, como todo el mundo sabe, a nadie aquí le gusta la réplica. Y todo en silencio, claro, que nadie hable, que si no, no nos concentramos en tan arduo trabajo.

La mayoría acuñareis algunas de las definiciones que os he escogido en el título, que no creado. Este es debido a dos personas conocidas que si lo leen espero sepan reconocer sus propias palabras (de las cuales estoy segurísimo no se arrepentirán).

2 comentarios:

MaRoDi dijo...

Buena reflexión. Ahora... será cuestion de pensar qué es más importante, no?

MaRoDi dijo...

Buena reflexión. Quedaría la reflexión personal de las prioridades y nivel de importancia de esas políticas, cuánto es realidad, cuánto exageración de políticos-periodistas, y cuánto incomprensiones personales.
Y entonces... tachán! ahí tenemos nuestro voto.

un abrazo.